
La otra “Ruta de la Seda” y el problema de la privacidad
Published on September 6, 2022
La Ruta de la Seda en la dark web pone el foco en un debate: ¿hasta dónde debe llegar el control de datos y la privacidad?
Pablo A. Ruz Salmones; CEO – X eleva Group
Todos hemos escuchado de la Ruta de la Seda: aquel famoso grupo de caminos que se originaron en China en la dinastía Han en el año 130 a.C. (aunque no se le llamó Ruta de la Seda sino hasta el siglo XIX), y que fue creciendo hasta conectar toda Asia y parte de Europa por más de 1000 años.
Pero ¿has escuchado de la Ruta de la Seda en la dark web? Es una de las historias más fascinantes – y hasta cierto punto aterradoras – del internet, que pone el foco en uno de los principales debates tecnológicos y políticos de nuestros tiempos: ¿hasta dónde debe llegar el control de datos y la privacidad?
El internet es un mundo fascinante, y la mayoría de las personas desconoce por completo lo que ocurre más allá de Google, FB y Twitter. Pero es tan vasto, que existen innumerables clasificaciones y divisiones, con ciertas categorías principales:
- Surface web: contempla todas las páginas indexadas por los navegadores; es decir, se trata de páginas web comunes como Google, Facebook, Wikipedia, YouTube y demás.
- Deep web: son sitios no indexados por los buscadores, pero a los que puedes ingresar con algunas llaves básicas de seguridad; por ejemplo, usuario y contraseña. Aquí se encuentran intranets, perfiles bancarios, artículos científicos, e incluso tu buzón de correo electrónico.
- Dark web: es una parte oculta del internet que únicamente puede ser visitada por navegadores especiales. El más famoso de ellos es “Tor”. Los sitios web de esta parte del internet tienen la terminación “onion”, así como los “normales” tienen la terminación “.com” o similares. La dark web permite una navegación completamente anónima. Cuando uno está en la dark web con navegadores especiales, se puede hacer de forma completamente anónima, dado que enmascara las direcciones IP.
Una dirección IP es una serie de caracteres que identifica a cada dispositivo conectado al internet. Tor y otros navegadores similares ocultan las direcciones IP, de forma que sea imposible o muy complicado identificar un dispositivo o su ubicación, protegiendo al usuario.

Dado que es completamente anónimo, puede ser usada, por ejemplo, por periodistas para difundir noticias en países que censuran cualquier clase de contenido que no vaya acorde con el régimen y también para guardar secretos de estado. No obstante, también puede ser utilizada para realizar actividades ilícitas de toda naturaleza.
Ingresar a la dark web es algo que genera mucha curiosidad. La buena noticia es que es perfectamente legal. No obstante, puede ser arriesgado si uno no tiene las precauciones necesarias, y por supuesto, hay varios sitios que se dedican exclusivamente a actividades ilegales. Uno de los más famosos fue conocido como Silk Road en inglés, o Ruta de la Seda en español, fundado en 2011.
Todas las transacciones se realizaban con Bitcoin, lo que ayudaba a mantener el anonimato de los compradores y vendedores. Rápidamente, el sitio cobró popularidad entre los usuarios de la dark web y pasó de vender cosas inofensivas, a otras no tan inofensivas. Conforme se fue haciendo conocido, las autoridades estadounidenses comenzaron amplios esfuerzos para confiscarlo, pero no fue sencillo.
De hecho, el FBI no pudo bloquearlo sino hasta 2013, cuando finalmente logró identificar a Ross Ulbricht como el dueño, y procedió a arrestarlo por más de 7 cargos, entre los que se incluía conspiración por fraude de computadoras, conspiración para tráfico de narcóticos, y lavado de dinero. Fue declarado culpable de todos y actualmente sirve 2 cadenas perpetuas. Se estima que para el momento del arresto la Ruta de la Seda había generado 213.9 millones de dólares en ventas y casi 13.2 millones de dólares de comisión para Ulbricht.
El caso de la Ruta de la Seda fue uno de los primeros, o por lo menos de los más conocidos, que puso en el ojo del huracán el tema de hasta dónde la privacidad debe ser algo real y deseable. Hoy, a casi 10 años del cierre del sitio, el debate acerca de la privacidad es más relevante que nunca, porque plantea una cuestión social de fondo: ¿confiamos en nuestras autoridades y empresas para que tengan nuestros datos? ¿O preferiríamos algo completamente anónimo donde puedan suceder cosas como lo que pasó con La Ruta de la Seda?
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