
¿Realmente qué significa pensar?
Published on July 5, 2022
Pensar es la acción más íntima que existe. Al final, lo único que importa es que es algo tan únicamente nuestro que es lo que nos convierte en nosotros.
Pablo A. Ruz Salmones – CEO, X eleva Group
Alguna vez alguien me dijo que si juntabas a un poeta y a un físico y les preguntabas qué era el tiempo, jamás podrían ponerse de acuerdo. Creo que algo similar ocurre con el pensar y las mil formas de analizar, resolver y autoconocerse.
Pensar es una de esas cosas que se pueden abordar desde innumerables disciplinas, pero a final de cuentas lo único que importa es que siempre ha sido algo que nos hace ser nosotros, y el preguntarnos qué es implica también preguntarnos quiénes somos. Pensar es el acto más íntimo que existe. Creo que en eso estarían de acuerdo el científico y el artista.
En su Summa Teológica Santo Tomás de Aquino, siguiendo la línea aristotélica, dice que “lo conocido está en el que conoce, según su modo de conocer”. Es decir que una piedra, por ejemplo, no está físicamente dentro de nosotros; lo que está dentro de nosotros es lo que nuestro cerebro (el mío, el tuyo, y el de cada quien en lo individual) interpreta de nuestros sentidos, y nuestros razonamientos al ver y tocar la piedra, y se forma esa imagen Así es como nace la ontología (el ser de las cosas) y epistemología (la forma de conocimiento).
Por ejemplo, cuando decimos: “la piedra es gris”, lo que queremos decir es “a mi modo de entender, la piedra es gris”. Pero si pudiéramos ver más colores, como algunos animales, quizá no diríamos que es gris, sino de un color distinto.
Y es que pensar, al ser un proceso de abstracción de la realidad, no es completamente generalizable. Es un acto particular, es una acción particular, única en cada quien. Al ser el acto más íntimo, definir “pensar” se vuelve una labor imposible; lo único posible es hablar de “tu” pensar y “mi” pensar.
Cuando el cerebro humano escucha una obra musical bella, y cuando ve una pintura bella, es la misma área del cerebro la que demuestra actividad. Eso indica que el concepto “belleza” se encuentra impregnado en el ser humano como concepto. Pero las obras que alguien considera bellas pueden no ser atractivas para otra persona. Es ahí donde el pensamiento se vuelve el acto íntimo. Sabemos que existe, sabemos que todos lo hacemos, pero cómo lo hace cada quien es precisamente lo que hace a cada quien ser quien es. No es “pensar”, es “tu pensar”.

Aquí es vital no caer en el subjetivismo. Las cosas son. Así como el concepto “belleza” está impregnado en nosotros, la piedra también existe en la realidad con ciertas características. Lo que puede ser diferente es nuestra idea de la piedra y los conceptos que utilizamos para describir, definir y formalizar lo que queremos conocer. Pero es gracias a la diferencia que existe entre los revestimientos conceptuales que le darán sentido a las cosas, fenómenos y cotidianidades que se tiene que llegar a un punto de inflexión de estabilidad, donde se sientan las bases del conocimiento objetivo.
No se trata de decir, “si la realidad no está de acuerdo conmigo, qué pena por la realidad” (quien piense lo contrario, intente pegarse en el dedo chiquito del pie y verá que para todos es muy real el dolor); se trata de entender que en tanto pensar debe ser interpretado como “mi pensar”, o “tu pensar”, es “nuestro pensar” lo que hace a cada quien ver la realidad de una forma objetiva.
Los conceptos que definen el conocimiento están siempre en relación con lo social, es decir tienen un rastreo histórico de su construcción, uso y comprensión. Están atravesados por procesos fenomenológicos, por lo que tienen relación directa con la interacción, conflicto y acuerdo entre una, dos y hasta varios grupos de personas. El conocimiento y los frutos del mismo son resultado del conflicto y la negociación.
El proceso no es unívoco (no es igual en todos); tampoco es equívoco (es decir, no es en todos diferente), es por analogía. Mi pensar guarda una cierta relación con el tuyo (de ahí que podamos ponernos de acuerdo en lo general), pero nuestro cerebro es distinto, y propio. O, como diría Schubert: “No podemos nunca entender el dolor del otro; simplemente pasamos muy cerca”.
En la intimidad pura de nuestra mente, en la intimidad total de nuestras conexiones neuronales, es ahí donde se encuentra nuestro mundo, el mundo imagen que formamos con base en el mundo real.
Mi pensar es mi búsqueda de la luz y la verdad, es una búsqueda en intimidad pura;
en intimidad total.
Y tú, ¿qué piensas?
¿Quieres saber cuánto cuesta tu proyecto de Inteligencia Artificial?